Y qué podemos hacer nosotros de manera individual? Si hasta ahora, a mas de unos pocos gobiernos del mundo, pricipalmente de Africa y Sudamérica, que se han opuesto desde el comienzo a esta guerra-no guerra, a esta invasión con caracteres colonialistas y mal precedente para cada país que no cumpla los designios del Imperio -ampliado ahora a caracter global con el apoyo de la OTAN-, si ninguna organización de masas, sindicato, entidad religiosa, ONG, y gobierno ha tenido los cojones de hacer un llamado a la conciencia de los que aún tenemos conciencia en el mundo, para llenar las calles de las grandes capitales, como se hizio en la invasión de Irak y Afganistán? Dónde están los intelectuales, artístas, políticos, científicos, líderes religiosos, activistas por la paz, defensores de los derechos humanos, aquellos establecidos por la Comunidad Internacional de Naciones y no los manipulados del imperio y sus secuaces-cómplices? Aún no se han dado cuenta que no basta con opinar, dar sus puntos de vistas, oponerse por medio de declaraciones (como yo lo hago aquí, a falta de medios y a falta de prestigio y conexiones para hacer mas) y que lo que realmente se exige es el paso a la acción-agitación? Me averguenzan y me espantan todos aquellos que apoyan este descalabro sin nombre...perdón, con nombre pero demasiado feo para publicarlo aquí. Y, para mi amigo X, que vive en Venezuela.....que reniega de la izquierda, a la la que un día el también perteneció, que se defraudó, que ya no le cree nada a esa izquierda, como si ser de izquierda requiera guiarse por el accionar de “los de la izquierda” y no una convicción, solo un comentario: no te parece extraño que seamos precisamente los de esa izquierda, los que nos oponemos a estas cruzadas que solo apoya la derecha, los capitalistas-colonialistas y los yanquis? Aquellos que precisamente tienen las manos y sus conciencias manchadas de sangre de miles de tus compatriotas en Chile? O estás de acuerdo con la invasión a Libia? Si fuera así, ten la valentía y la honestidad de declararte derechamente de derechas, poque los hechos han manifestado desde siempre, que aquellos que se declaran del medio (o sea estar con Dios y con el Diablo o no estar con ninguno) en situaciones extremas, se convierten en secuaces de la derecha.
Desde Soltau, Alemania,
Pablo Ardouin
La casa de la familia Al-Hamedi, bombardeada por la OTAN. | Foto: Franklin Lamb / Red Voltaire
Libia: La masacre de Sorman
2 JULIO 2011
Era una fiesta familiar como tantas otras que se celebran en Libia. Toda la familia se había reunido para celebrar el tercer cumpleaños del pequeño Al-Khweldy. Sus abuelos, sus hermanos y hermanas, sus primos y primas se agolpaban en la propiedad familiar situada en Sorman, 70 kilómetros al oeste de la capital libia, un amplio terreno donde los miembros de la familia habían ido construyendo sus casas, pequeñas, sobrias, de un solo piso.
Sin lujos superfluos, en un entorno caracterizado por la sencillez de la gente del desierto, rodeado de un ambiente de calma y unión, el abuelo, el mariscal Al-Khweldy Al-Hamedi, criaba sus pájaros. Es un héroe de la Revolución. Participó en el derrocamiento de la monarquía y la liberación del país de la explotación colonial. Todos están orgullosos de él. Su hijo, Khaled Al-Hamedi, presidente de la IOPCR, una de las organizaciones humanitarias más importantes del mundo árabe, criaba ciervas en aquel mismo lugar. Unos 30 niños correteaban y jugaban en medio de los animales.
Los presentes estaban inmersos también en los preparativos de la boda de Mohamed, hermano de Khaled, que se encontraba en el frente luchando contra los mercenarios extranjeros dirigidos por la OTAN. La ceremonia iba a celebrarse en aquel mismo lugar, unos días más tarde. La novia se veía radiante.
Nadie se percató de que, entre los invitados, se había infiltrado un espía. Parecía estar enviando mensajes a sus amigos a través de Twitter. En realidad, había situado varios dispositivos de referencia dentro de la propiedad y estaba utilizando la red social para vincularlos al cuartel general de la OTAN.
Al día siguiente, en la noche del 19 al 20 de junio de 2011, hacia las 2:30 de la mañana, Khaled está regresando a su casa después de haber visitado y prestado auxilio a grupos de compatriotas que huían de los bombardeos de la OTAN. Se halla lo suficientemente cerca de su casa como para oír el silbido de los misiles y las explosiones.
La OTAN utilizó en total 8 misiles, de 900 kilogramos cada uno. El espía había situado en cada una de las casas dispositivos que debían servir de guía a los misiles, precisamente en las habitaciones de los niños. Los misiles cayeron en intervalos de unos pocos segundos. Los abuelos tuvieron tiempo de salir de su casa, pero ya era tarde para salvar a los hijos y los nietos. Cuando el último misil alcanzó su propia casa, el general tuvo el reflejo de proteger a su esposa con su cuerpo. Acababan de pasar la puerta hacia el exterior y la onda expansiva los lanzó a los dos a unos 15 metros del lugar de la explosión. Los dos sobrevivieron.
La casa de la familia Al-Hamedi, bombardeada por la OTAN. | Foto: Franklin Lamb / Red Voltaire
A su llegada, Khaled no encuentra más que desolación. La mujer a la que tanto amó y que portaba un nuevo hijo en su vientre había desaparecido. Sus hijos, por los que hubiese estado dispuesto a hacer cualquier sacrificio, murieron despedazados por las explosiones o aplastados por el derrumbe de los techos.
Cada una de las casas es ahora un montón de ruinas. Doce cuerpos destrozados yacen bajo los escombros. Varias ciervas alcanzadas por la metralla agonizan en su corral.
Los vecinos que corrieron al lugar buscan en silencio algún signo de vida entre los escombros. Pero no hay esperanza. Los niños no tenían la más mínima posibilidad de escapar al impacto de los misiles. Logran recuperar el cadáver decapitado de un bebé. El abuelo recita el Corán. Su voz es firme. No llora. El dolor es demasiado profundo.
En Bruselas, los voceros de la OTAN dicen haber bombardeado la sede de una milicia favorable a Kadhafi para proteger a la población civil de la represión del tirano.
Nadie sabe cómo se planificó aquello en el seno del Comité de Objetivos. Tampoco se sabe cómo siguió el Estado Mayor el desarrollo de la operación. La OTAN, sus pulcros generales y sus diplomáticos adeptos del pensamiento correcto decidieron asesinar a los niños de las familias de los líderes libios como recurso sicológico para quebrantar su resistencia.
Khaled Al-Hamedi ante las tumbas de sus hijos y de su esposa. | Foto: Franklin Lamb / Red Voltaire
Desde el siglo XIII, los teólogos y juristas europeos prohíben el asesinato de familias. Es este un principio de base de la civilización cristiana. Sólo la mafia ha sido capaz de ignorar ese tabú… la mafia y, ahora, la OTAN.
El 1º de julio, en momentos en que 1,7 millones de personas participaban en Trípoli en una manifestación a favor de la defensa de su país contra la agresión extranjera, Khaled se fue al frente para socorrer a los heridos y refugiados. Varios francotiradores lo estaban esperando y trataron de matarlo. Fue gravemente herido pero, según los médicos, ya está fuera de peligro.
La OTAN no ha terminado su trabajo sucio.
Tomado de Red Voltaire
Khaled Al-Hamedi ante las tumbas de sus hijos y de su esposa. | Foto: Franklin Lamb / Red Voltaire
Aclaro que yo no veo ni enciendo una televisión desde hace cuatro años. Cuatro años descontagiado, purificado, resuelto vuelto a los pañales de la candidez mas pura y natura. Que no me dejo influenciar ni manipular por ninguna perversa, intencionada imagen, virus epidémicos de conciencias y macabra manera moderna de robotizar y estructurar mentes débiles, así como somos. Así que a mi, no me vengan conque “ésto publicó la Tele tal”, el “Documental tal”, el “Noticiero tal por cual” y otras mierdas tal por cuales. Cuatro años! Redescubrir la manera mas sana y decente de vivir con la conciencia pura. Reaprender a leer y analizar lo escrito, solo lo escrito. Toy en pañales y putas que estoy feliz!
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